martes, 25 de noviembre de 2008

En el espacio de la coyuntura

La forma es vaciedad, la vaciedad es forma
Sutra del corazón

En México se vive hoy entre el espacio en medio de una coyuntura, rodeada de abrumantes violencias y perdidas de sentido en la vida social. El espacio de está coyuntura puede trazarse como algo que viene de atrás y sigue un cambio, a una transición, conectada a los hechos del pasado, que proyecta el futuro con lo que sucede en el presente al mismo tiempo que esté, el presente, resignifica al pasado.

Un mapa: Roger Bartra ha dicho que la transición democrática mexicana puede entenderse desde dos ciclos, uno cortó y uno largo. El corto según el autor, inició con la caída del sistema en 1988 y se termina con las elecciones del año 2000. Se propone aquí también que su inicio fue con el terremoto de 1985, sacudidor de las bases estructurales de un sistema que iba dejando ver su fecha de caducidad, y una sociedad civil mucho más fuerte que un estado que comenzaba a dar sus primeros síntomas de defunción.

Por otra parte el ciclo largo, inicia en 1968 y sigue hasta el día de hoy, en una extrema turbulencia del orden y tranquilidad social. En una coyuntura como está, radica la importancia del aquí y ahora, del presente, como determinante de aparición y transformación hacia mejores posibilidades en cuanto a construcción de realidades.

Contemplar el espacio permite comprender la continuidad entre los hechos, entre las personas; el espacio es el intervalo de tiempo en el que transcurren las vidas y no simplemente una incipiente nada. El espacio está determinado por la manera en que se crean acuerdos y certezas colectivas a través de millones y millones de ojos que se funden en una sola dimensión, la del espacio.

El vacío total es donde las formas vienen y van, por ejemplo: monumentos, efemérides, instituciones, nombres, personajes, memoria y todo aquello que hace un espectáculo de emociones e identidades. Donde como Cesar Cisneros (2006) explica, la definición entre lo trascendente y perpetuo a diferencia de lo pasajero e irrelevante está en manos del poder, tratándose así de una decisión política.

Hay veces en que los grandes acuerdos intersubjetivos pueden volverse realidades tan pasmosas, estáticas, rígidas, incuestionables o contundentes hasta llegar a ser inmóviles y paralizantes para quienes las viven, como por ejemplo aquellas realidades donde se difunde el miedo, a tal grado, que las miradas de los habitantes son incapaces de llegar al mundo y al otro hasta el fondo, más allá de la forma aparente, y de los límites que el individualismo impone.

Tales realidades imposibilitan a las personas multiplicar sus propios personajes y trascender aquellos roles heredados de una construcción social, desde una educación no espontánea limitadora de la creatividad humana.

Frente a estas realidades de contundencia, la defensa del horizonte de la poca realidad, que juega entre lo efímero y evanescente como la presencia de un arcoiris, significa, abrirse a la maravillosa sorpresa de la infinita posibilidad de aquello que emerge (Cisneros, 2006) o puede emerger.

Sé lo que soy porque estoy exactamente sabiendo lo que no soy
(Eso ignorare luego astutamente).
Julio Cortazar


Reorientar nuestra concepción del espacio permite entender su importancia no como algo inexistente, invisible, sino como algo a través de lo que se existe y así levantar muchos de los discursos impuestos desde antes sin saber.

DvD

Consultas:

Cisneros, C. (2006); “Del proceso ciudadano al habla en interacción”, en: Arciga, S. (Coord.) Miradas psicosociales a la realidad. México: SOMEPSO / UAEM / UNAM / UAM.

Watts, A. (2005); “¿Qué es el Tao? ¿Qué es el Zen? ”. Barcelona: RBA Libros.

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