Hay que señalar a uno de los “espacios públicos, más novedosos”, de los que mayor presuntuosidad se ha hecho en los últimos tiempos en la ciudad de Pachuca Hgo. Mex. Se trata de un parque, que a diferencia de los pocos parques y espacios tradicionalmente destinados a darle mejor vista la ciudad y dinamismo a la colectividad cotidiana, se caracteriza por nuevos detalles en su funcionamiento y finalidad, que especialmente se notan en sus contrastes. Lleno de lujo e innovación en su arquitectura, decorado con derroche con el mosaico de Biron Gálvez en la explanada, con un sin fin de particularidades que rebasan la capacidad de los presupuestos que la misma administración es capaz de brindar. Donde los fondos requeridos para la construcción del lugar, de ninguna manera fueron cubiertos por completo por el Estado, si no que gran parte de los recursos se dieron de parte de la iniciativa privada, lo cual sirve profundizar y mirar un poco más allá.
Basta con ir al sitio cualquier tarde de Domingo para sentir en carne propia los contrastes y, ver un parque en donde los niños no tienen lugar, siendo un sitio que no facilita la entrada a pie y que prácticamente obliga a llevar un automóvil para pasar la tarde si es que vienes de lejos, y es que no se trata de que sea un rumbo desabitado o lejano de la población, pues, si recorres el lugar encontraras enormes cercas que dividen a la poblada colonia San Cayetano de la “prospera zona plateada” y veras también a través de las cercas la cantidad de familias que por ahí pasan, excluidas, y a los niños jugando en los terrenos baldíos.
Un parque que no te invita a visitarlo, un parque que no te ofrece recreación, ¡que ni bancas tiene para sentarse! Un parque que no es para la gente y que la ostentosidad con la que fue construido por parte de la iniciativa privada y el gobierno del Estado, ni alcanza para mantener sus “modernas instalaciones” en deterioro interno, únicas entre la arquitectura de la ciudad.
Y si todo lo aquí descrito es poco, aun falta hablar de la raquítica cultura que ofrece el “teatro gota de plata” a través de sus eventos. Pues en realidad se trata de una simulación de muy bajo nivel en cuanto a recreación se refiere, reflejo de la inercia y pasividad prevaleciente en el retrograda panorama de la cultura y las artes en el Estado de Hidalgo. 
Hace falta reflexionar y ver esto como uno de los ejemplos más claros que tenemos del llamado neoliberalismo a nivel local, en lo cotidiano de la vida moderna en la ciudad, puesto que detrás del origen de este lugar se ocultan diferentes intereses económicos y políticos, como por ejemplo el hacer de la “zona plateada” una base para la absurda y bizarra campaña presidencial de Manuel Ángel Núñez pasado gobernador del Estado de Hidalgo. Que ante la falta de obras y hechos concretos en beneficio de las mayorías que dieran vista a su gestión como mandatario, se abalanzo en levantar el conjunto, que aun hoy en día persigue sucias negociaciones que engañan los ejidatarios malbaratando sus tierras a cambio de conceciones de taxis con el proyecto del aeropuerto en Tizayuca.
Así, la realidad y la verdad se asoman por doquier en los contrastes que acompañan el maquillaje del lugar y siguen la lógica del mencionado neoliberalismo que ante la histórica visión miope del gobierno local incapaz de adoptar políticas públicas democráticas ante estos embates. Lo cual suena ilógico pues en Hidalgo el sistema gobierno es por naturaleza antidemocrático, que junto a la incipiente participación de la sociedad civil, llega con efectos tales como alentar lo privado, desmantelando la identidades colectivas a través de relaciones de poder, donde se pierde la igualdad y la equidad entre los ciudadanos.
¿Será que se trata de un parque que va de acuerdo al diseño de los fraccionamientos de interes social que tanto se extienden hacia el sur de la ciudad destruyendo cualquier sentido armonico de arquitectura, beneficiando el interes de cierto grupo de constructoras? y que mas que zonas residenciales parecen prisiones con celdas uniformes. Recordemos que hablamos de un espacio público vedado a la mayor parte la población, que se trata de un tema preocupante pues es en este tipo de espacios públicos, donde se gestan y funden las relaciones democráticas, donde nace el interés común, y donde se recrean los imaginarios e identidades colectivas que dan ruptura al pensamiento caduco y muerto de relaciones privativas de poder y subordinación; así es la calle, la plaza pública, lugares que dan vida a la cultura y favorecen la toma de conciencia colectiva, del diálogo democrático, que desenmascara realidades, con la capacidad de apuntar la mirada al meollo de lo contrastes en que la sociedad esta inmersa.
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